Han pasado seis meses desde su encuentro con Sigfredo y su tripulación. Tras comprobar que nadie conseguía decirles nada más de Sigfredo y lo acontecido aquella noche, los aventureros echan a andar buscando nuevas emociones.
Finalmente llegan a Sylvania, la antigua ciudad que habitaron los elfos en la era de las leyendas. La ciudad, que debería estar desierta, resulta estar ocupada, aparentemente, por un niño, que huye despavorido en cuanto ve al grupo de extraños. Kireg lo retiene e intenta sacarle información, pero tras recibir un mordisco del niño y provocar que gritara, el joven D'Anjayni termina por dejarle ir.
Antes de ir en esa dirección, deciden explorar la ciudad. Tan sólo encuentran algunas hierbas y un trozo de sábana; la ciudad lleva tantos siglos abandonada que no queda nada ya. No obstante, cuando llegan a un templo dedicado a Barakyel, descubren que una piedra que debería estar en su frente ha sido robada recientemente. Ante la imponente imagen de la diosa de la perfección, Belkyra sufre un ataque de pánico y se encierra en una de las mazmorras del palacio de Nérelas, intentando encontrar refugio.
Tras conseguir que el Jayán se relaje, deciden ir en la dirección donde se fue el niño. Descubren que, en las montañas que circundan el lago, hay un asentamiento minero con el mismo logo que vieron en la mansión Ferris. Tras preguntar a los trabajadores, descubren que se trata de la asociación de comerciantes Sol Negro, que tiene abierta una mina de un mineral llamado bodarita, un mineral con ciertas trazas mágicas.
Mientras están decidiendo si infiltrarse a trabajar allí, Nuala Ferris aparece para llevarse un cargamento de ese mineral.
Decididos a saber qué pretende Nuala en esta mina, se infiltran en la mina como trabajadores. Keiran y Daengi entran como médicos, Karenx, como cocinera y Belkyra, Kireg y Dhar, como mineros.
Cada uno indagando en su ámbito, descubren que han desaparecido dos niños tras entrar en la mina y no se han encontrado sus cuerpos, así como diversos accidentes inexplicables que, en ocasiones, han costado la vida de los mineros.
Tras un presunto derrumbamiento en el que tres personas salen gravemente heridas, los aventureros entran en la mina para intentar descubrir qué esconde la cueva. A escondidas de Keiran, que sufre un ataque de pánico al investigar la bodarita, seguro de que se trata de una piedra maldita, Karenx y Kireg se hacen con sendas muestras de piedra.
En la parte más baja de la cueva, descubren una sala con un sello pintado de color marrón y un espejo de piedra a cada lado del mismo. El sello tiene uno de sus puntos rotos. Cuando se acercan a investigarlo, de los espejos salen unos monstruos de sombra que atacan a nuestros héroes.
Tras una ardua batalla consiguen derrotar a las sombras, pero una de ellas logra destruir el sello. Empieza, pues, un fuerte terremoto a causa de la liberación de la bestia legendaria que sellaba la inscripción: un enorme dragón rojo.
Nuestros amigos se saben perdidos: no pueden hacer nada contra semejante bestia. Pero entonces, oyen pasos de botas mojadas y una voz familiar que les saluda: se trata de Sigfredo y sus compañeros (de coloración azulada, como si estuvieran hipóxicos), que, entre risas, les recuerdan que tienen algo pendiente y les instan a huir y dejarles eso a ellos. Obviamente, huyen sin pensárselo dos veces.
Al abandonar Sylvania, miran hacia atrás: se oyen rugidos del dragón, gritos de gente y, en sus cabezas, resuenan las risas de Sigfredo y los suyos. Se agolpan muchas preguntas en sus cabezas, pero Belkyra tiene algo claro: jamás volverá a pisar Sylvania.
Finalmente llegan a Sylvania, la antigua ciudad que habitaron los elfos en la era de las leyendas. La ciudad, que debería estar desierta, resulta estar ocupada, aparentemente, por un niño, que huye despavorido en cuanto ve al grupo de extraños. Kireg lo retiene e intenta sacarle información, pero tras recibir un mordisco del niño y provocar que gritara, el joven D'Anjayni termina por dejarle ir.
Antes de ir en esa dirección, deciden explorar la ciudad. Tan sólo encuentran algunas hierbas y un trozo de sábana; la ciudad lleva tantos siglos abandonada que no queda nada ya. No obstante, cuando llegan a un templo dedicado a Barakyel, descubren que una piedra que debería estar en su frente ha sido robada recientemente. Ante la imponente imagen de la diosa de la perfección, Belkyra sufre un ataque de pánico y se encierra en una de las mazmorras del palacio de Nérelas, intentando encontrar refugio.
Tras conseguir que el Jayán se relaje, deciden ir en la dirección donde se fue el niño. Descubren que, en las montañas que circundan el lago, hay un asentamiento minero con el mismo logo que vieron en la mansión Ferris. Tras preguntar a los trabajadores, descubren que se trata de la asociación de comerciantes Sol Negro, que tiene abierta una mina de un mineral llamado bodarita, un mineral con ciertas trazas mágicas.
Mientras están decidiendo si infiltrarse a trabajar allí, Nuala Ferris aparece para llevarse un cargamento de ese mineral.
Decididos a saber qué pretende Nuala en esta mina, se infiltran en la mina como trabajadores. Keiran y Daengi entran como médicos, Karenx, como cocinera y Belkyra, Kireg y Dhar, como mineros.
Cada uno indagando en su ámbito, descubren que han desaparecido dos niños tras entrar en la mina y no se han encontrado sus cuerpos, así como diversos accidentes inexplicables que, en ocasiones, han costado la vida de los mineros.
Tras un presunto derrumbamiento en el que tres personas salen gravemente heridas, los aventureros entran en la mina para intentar descubrir qué esconde la cueva. A escondidas de Keiran, que sufre un ataque de pánico al investigar la bodarita, seguro de que se trata de una piedra maldita, Karenx y Kireg se hacen con sendas muestras de piedra.
En la parte más baja de la cueva, descubren una sala con un sello pintado de color marrón y un espejo de piedra a cada lado del mismo. El sello tiene uno de sus puntos rotos. Cuando se acercan a investigarlo, de los espejos salen unos monstruos de sombra que atacan a nuestros héroes.
Tras una ardua batalla consiguen derrotar a las sombras, pero una de ellas logra destruir el sello. Empieza, pues, un fuerte terremoto a causa de la liberación de la bestia legendaria que sellaba la inscripción: un enorme dragón rojo.
Nuestros amigos se saben perdidos: no pueden hacer nada contra semejante bestia. Pero entonces, oyen pasos de botas mojadas y una voz familiar que les saluda: se trata de Sigfredo y sus compañeros (de coloración azulada, como si estuvieran hipóxicos), que, entre risas, les recuerdan que tienen algo pendiente y les instan a huir y dejarles eso a ellos. Obviamente, huyen sin pensárselo dos veces.
Al abandonar Sylvania, miran hacia atrás: se oyen rugidos del dragón, gritos de gente y, en sus cabezas, resuenan las risas de Sigfredo y los suyos. Se agolpan muchas preguntas en sus cabezas, pero Belkyra tiene algo claro: jamás volverá a pisar Sylvania.
Experiencia ganada: 10 px's
BONUS de Experiencia por interpretación: Belkyra gana 5 px's más
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